Mucho se ha escrito sobre el punto G de hombres y mujeres. Existen teorías que aseguran que dicho punto no existe mientras que otras hablan de zonas erógenas más que de un único punto que concentre el placer. Sin embargo, nuestro equipo de masajistas eróticas en Barcelona lo tiene claro: tanto ellos como ellas tienen un punto de su cuerpo que les hace gemir de placer con una adecuada estimulación y por eso hoy quieren contarte cuáles son las posturas para estimular a tu pareja que más contribuyen a ello.

Lo que ellos deben saber

El punto G de la mujer se sitúa en la parte superior de la vagina, concretamente a unos cinco centímetros de su entrada donde existe una zona con un tejido muy sensible. Por eso, su estimulación permite alcanzar un orgasmo que en muchas ocasiones no se consigue por la vía de la penetración salvo que esta se realice mediante alguna de estas posturas:

  • El perrito: Seguro que no hace falta explicarte en qué consiste esta postura. La mujer está colocada a cuatro patas, apoyando los codos en la superficie en la que se encuentra para que su cuerpo esté dirigido hacia el hombre, que la penetrará desde atrás. Esta postura permite que el pene del hombre alcance rápidamente la parte anterior de la vagina que es justo donde se encuentra el famoso punto G.
  • La amazona: Cuando la mujer se pone encima de su pareja y se inclina ligeramente hacia atrás, el pene estará llegando de lleno a la zona más sensible de la vagina. Además, esta postura deja libre las manos del hombre que puede aprovechar para estimular el clítoris y garantizar así uno de los orgasmos más placenteros que ellas puedan conseguir.

Lo que ellas deben saber

Aunque muchas mujeres lo desconocen, el hombre también tiene un punto G que no es otro que su glándula prostática, la cuál se encuentra a unos 7 centímetros dentro del ano trazando una línea recta hacia sus genitales. Por eso, a la hora de tener prácticas íntimas, existen dos posturas que facilitan que la mujer pueda estimular esta zona sin descuidar el ritmo de la penetración:

  • El misionero: Aburrida para algunos, la postura más clásica y sencilla de todos los tiempos permite que la mujer tenga las manos libres para rodear al hombre. Pero si en vez de abrazar su espalda, desciende lentamente hasta su ano y, ayudándose de lubricante, introduce un dedo hasta el punto G y lo masajea con movimientos que vayan al ritmo, su orgasmo está más que asegurado.
  • El águila o la unión del joyero: Cuando hombre y mujer se acuestan de costado, frente a frente, se adquiere una postura que también resulta muy adecuada para estimular el punto G del hombre. La mujer eleva sus piernas y las dobla de tal forma que su rodilla externa pasa por encima de la cadera del hombre, apretando a su pareja entre sus muslos y teniendo el brazo más externo libre para avanzar hacia el ano de su pareja y masajear con cuidado su punto de placer.

Si hasta estos momentos no habías tenido en cuenta el punto G a la hora de elegir la postura sexual, quizás haya llegado el momento de hacerlo..

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